La polución marina ejerce un severo impacto en los ecosistemas y las especies, al mismo tiempo que representa un peligro indirecto para la salud humana. Una investigación realizada por la Universidad de Sorbona, Francia, identificó cerca de 200 especies bacterianas colonizando microfibras en el agua. Entre estas bacterias se encuentra una que puede provocar intoxicación alimentaria en los humanos.
Las microfibras, tanto sintéticas como naturales, provenientes de la contaminación plástica, la industria textil y las actividades pesqueras, han aumentado considerablemente en los entornos acuáticos, convirtiéndose en las partículas más comunes en los océanos.
Estas microfibras, una vez colonizadas por microorganismos, se vuelven atrayentes para organismos marinos y son consumidas, acumulándose a lo largo de la cadena alimentaria.
Una reciente investigación reveló que más de 2.600 células en promedio habitan en cada microfibra, pertenecientes a 195 especies bacterianas, incluyendo Vibrio parahaemolyticus, una bacteria potencialmente peligrosa que causa intoxicación alimentaria a través del consumo de mariscos.
Este hallazgo es crucial para evaluar los riesgos para la salud pública, especialmente considerando el papel del cambio climático en la proliferación de bacterias patógenas como Vibrio spp.
Han demostrado que el aumento de la temperatura está asociado con un incremento de Vibrio spp y la aparición de infecciones.
El impacto de este descubrimiento es fundamental, dado que la presencia de Vibrio puede representar una amenaza para la salud humana a través del consumo de mariscos y actividades recreativas en el agua.Además, se ha observado que los microplásticos pueden actuar como vehículos para que patógenos terrestres alcancen los océanos, lo que plantea preocupaciones sobre la salud humana y la biodiversidad marina.
Estudios recientes han encontrado que los microplásticos, como las microfibras de poliéster, tienen una mayor capacidad de transportar parásitos mortales en comparación con otros tipos de plástico.
La contaminación marina por microfibras plantea serias preocupaciones para la salud humana y el equilibrio ecológico de los ecosistemas acuáticos. Es crucial continuar investigando y abordando este problema para mitigar sus impactos adversos a largo plazo.